viernes, 15 de junio de 2007

El eco

Esto lo hemos escuchado tantas veces... parece que no estamos poniendo atención....


Un niño y su padre, estaban caminando en las montañas.
De repente, el hijo se cae, se golpea y grita:
- ¡Aaaaaayyyyy!
Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña:
- ¡Aaaaaayyyyy!
Con curiosidad el niño grita:
- ¿Quién está ahí?.
Recibe una respuesta:
- ¿Quién está ahí?.
Enojado con la respuesta, el niño grita:
- Cobarde.
Y recibe de respuesta:
- Cobarde.
El niño mira a su padre y le pregunta:
- ¿Que sucede?
El padre, sonríe y le dice:
- Hijo mío, presta atención.
Y entonces el padre grita a la montaña:
- Te admiro.
Y la voz responde:
- Te admiro.
De nuevo, el hombre grita:
- Eres un campeón.
Y la voz le responde:
- Eres un campeón.
El niño estaba asombrado, pero no entendía. Luego, el padre le explica:
- La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida.
Te devuelve todo lo que dices o haces.


Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestra acciones.
Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor.
Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.
Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces.
Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida.
La vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le haz dado.
Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti mismo.

El perrito cojo

Justamente, ojalá nos diéramos el tiempo de observar antes. Observarnos a nosotros mismos.

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía:
"Cachorritos en venta".
Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?" El dueño contestó: "Entre $30 y $50".
El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo $2.37... ¿puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba. "¿Qué le pasa a ese perrito?", preguntó.
El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.
El niñito se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".
Y el hombre replicó: "No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo". Y el niñito se disgustó y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo". El hombre contestó: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos". El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".
El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo: "Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".

En la vida no importa quién eres, sino que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y te ame incondicionalmente.

La gente que me gusta

¿somos del tipo de personas que gusta a los demás?, muchas veces pensamos que todos deben querernos tal como somos, lo que sin duda me parece bien, sin embargo ¿no debemos poner también de nuestra parte?


Primero que todo me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados.
Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.

Mario Benedetti